- Moby Dick o La Ballena Blanca. Herman Melville. 1851. [Traducción de Enrique Pezzoni. 1970].
- Moby Dick. 1956. Clásico del cine hollywoodense con Gregory Peck encarnando a Ahab.
- Ocean Odyssey. 2008. Mientras leía Moby Dick durante un largo trayecto al norte, en el autobús en que viajaba exhibieron este video, excelente documental de la BBC de Londres que da seguimiento a la vida y penurias de un cachalote, desde su nacimiento hasta su muerte. ¿Así o más coincidencia?.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Moby Dick o la Atracción del Abismo
martes, 15 de noviembre de 2011
La senda de nuestra democracia
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La historia del IFE narrada por sus protagonistas. Para agrandar, dar click en la imagen. |
El IFE, creado en 1990 tras la controvertida elección de Carlos Salinas de Gortari, incorpora cuatro años después a los Consejeros Ciudadanos. Entre esos primeros representantes de la sociedad civil contamos a figuras como Miguel Ángel Granados Chapa, Santiago Creel y José Agustín Ortiz Pinchetti. Es precisamente este último, quien en sus Reflexiones Privadas, Testimonios Públicos (1997), nos muestra a un IFE que no acaba de cuajar, presidido por el Secretario de Gobernación y donde los consejeros ciudadanos no son mayoría; a través de sus páginas somos testigos de los momentos álgidos por el manejo del padrón y la recién creada credencial para votar con fotografía; la tensión por los asesinatos del candidato Luis Donaldo Colosio y del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu; experimentamos la euforia por el debate entre los candidatos y el posterior desencanto por los resultados de la contienda. Y finalmente, atestiguamos la creación del Grupo San Ángel y la realización del Seminario del Castillo de Chapultepec, que sentó las bases de una reforma mayor en 1997.
Tras la reforma del 97, el círculo de consejeros es renovado y se elige como Primer Presidente Consejero a José Woldenberg Karakowsky, para un periodo que concluye en 2004. A pesar de su pasado militante en partidos de izquierda, pronto Woldenberg se gana el respeto de tirios y troyanos por su conducción del Instituto y el manejo de las elecciones que permitieron la alternancia en el 2000. Y es justamente él, quien en La Construcción de la Democracia (2002), da cuenta de las lagunas legales que pronto hicieron ver que más que buenas intenciones, era necesario un adecuado marco regulatorio. El destape anticipado de Vicente Fox y la realización de debates que excluían a los partidos pequeños marcaron la contienda con una inequidad hasta entonces nunca vista. Así como la constante impugnación de un padrón electoral en el que la oposición no confiaba o la regulación de las alianzas. Las lagunas en el financiamiento de los partidos y muchas otras más, mostraron que en la práctica, los involucrados luchaban por lograr decisiones a su favor a pesar del claro espíritu antidemocrático de muchas de ellas.
Tras el mandato de Woldenberg, en 2004, el nuevo cuerpo colegiado pasa a ser presidido por Luis Carlos Ugalde, quien toma posesión para un periodo que originalmente concluiría en 2011. La posterior reforma de 2007 exigiría su renuncia y la renovación escalonada de los consejeros. En su relato Así lo viví (2008), toca a Ugalde narrar las elecciones más controvertidas con las que el IFE haya lidiado. Lo rudo de la contienda, sin reglas claras para situaciones nuevas como la guerra de spots, la intervención de organismos privados y lo cerrado de la votación con un PREP incapaz de otorgar ganador, conforman lo que Ugalde llama la tormenta perfecta. Las recientes declaraciones de Josefina Vázquez Mota en el sentido de que Ugalde le habría confirmado la misma noche del 6 de julio a un ganador, contradiciendo a éste, que niega cualquier contacto con algún partido o candidato hasta el miércoles 9 de julio cuando comienzan los recuentos distritales, hacen ver, que al menos para él, dicha tormenta aún no acaba. Sin embargo también se otorgan datos interesantes e incontrovertibles que muestran la igualdad de la contienda, como el hecho de que haya sido AMLO el candidato con mayor número de spots al aire y el mayor gasto de campaña o la incongruencia de un llamado ante el pueblo de un ¡voto x voto! que sólo pudo formalizar para un 21% de las casillas ante el TEPJF.
Estos relatos, que en ocasiones alcanzan tintes de novela negra, muestran que la construcción de una democracia funcional no ha sido, ni fácil, ni rápida, y menos aún, definitiva. Que los logros, una vez alcanzados, deben ser protegidos, so pena de perderse, y para muestra un botón, la captura del IFE por los partidos políticos vía el nombramiento de los consejeros en el congreso, significa un franco retroceso al espíritu ciudadano y autónomo que se había alcanzado. Y es que no debemos olvidar que la democracia se construye y se defiende día a día, por todos los ciudadanos y que la peor decisión que podemos tomar para la salvaguarda de nuestros derechos, como bien enseña la historia, es dejarla en manos de terceros.
Referencias
- Reflexiones Privadas, Testimonios Públicos. José Agustín Ortíz Pinchetti. 1997.
- La Construcción de la Democracia. José Woldenberg Karakowsky. 2002.
- Así lo viví. Luis Carlos Ugalde. 2007.
jueves, 15 de septiembre de 2011
La Seducción de Mefistófeles
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Fausto, Cantinflas y Mefistófeles |
La sabiduría en ocasiones gusta de perder a quienes la persiguen. Multitud de hombres sólo encuentran ilusiones, aridez o locura tras emprender el camino del conocimiento. Al final descubren que todo esfuerzo ha sido vano, que la recompensa es amarga y que el tiempo ha escapado como agua entre sus dedos. En esa situación, ¿quién no aceptaría una dulce propuesta susurrada al oído: Juventud y satisfacciones a cambio del alma inmortal?. Tal es el tema de la obra cumbre de cierto escritor alemán.
Pedro Henríquez Ureña solía decir que las lecturas que todo aspirante a hombre culto debía hacer, eran: Homero, los trágicos, Platón, Dante, Shakespeare, Goethe. Alfonso Reyes, discípulo y amigo, seguiría la prescripción al pie de la letra, llegando a ser uno de esos hombres que enriquecen la cultura de un idioma. Lector insaciable, quedaría prendado de una de aquellas luminarias: Johann Wolfgang von Goethe. Desde su juventud, y hasta su vejez, su pluma regresaría una y otra vez sobre la vida y obra del genio alemán, al punto que aún hoy se le reconoce autoridad en el tema.
Una deuda tengo yo con Alfonso Reyes –Presidente fundador de El Colegio de México– y sólo ahora comienzo a saldarla acercándome a su obra. Haciéndolo, no he podido sustraerme a su fascinación por Goethe y me he sumergido en dos obras del genio de Weimar: Werther y Fausto.
Amante incorregible, Goethe exorciza sus amores no correspondidos en Las desdichas del joven Werther. Con esta obra se convierte a los 25 años en autor reconocido y admirado en toda Europa. En las cartas a su hermano, Werther narra su amor por la bella Carlota, prometida de su amigo Alberto. Encuentra la felicidad en otorgar su devoción aunque sabe que no puede ser correspondida – Dime Wilhelm, ¿no es realmente una ilusión lo que nos hace dichosos?… sin embargo, la boda de su amada lo lanza a un exilio autoimpuesto y a vagar sin rumbo. Trágicamente, imposibilitado de olvidar a la inigualable Lota, solicita en préstamo un par de pistolas a su rival de amores, Alberto, y con ellas se dispara al corazón. En pleno Romanticismo, la obra es un éxito… y provoca una oleada de suicidios por el viejo continente (algunos aseguran que más de mil). Durante el resto de su vida Goethe será admirado por ella, aún cuando él mismo jamás volverá a leerla.
Sin embargo, el Último Hombre del Renacimiento –como también ha sido llamado– se inmortaliza sin saberlo con La Tragedia de Fausto, obra considerada una segunda Biblia alemana. En ella vacía el bagaje acumulado durante su larga vida –termina de escribirla a los 81 años– y muchos le ponen la etiqueta de autobiografía novelada. Fausto es un viejo doctor que se ha dedicado al estudio de la filosofía, las ciencias y –finalmente, en un último intento por encontrar la verdad– a la alquimia. Cansado de su ininterrumpida búsqueda y anhelando los placeres que nunca conoció, realiza un pacto con Mefistófeles: su alma a cambio de la juventud y el amor de la bella Margarita. Llena de simbolismos y significados ocultos, la obra es plena en erudición y sin embargo, sencilla y sin complicaciones. El viejo Fausto acepta la propuesta, y tras firmar con sangre, vuelve a la juventud y obtiene los favores de Margarita, llevándola a la perdición. Sólo el verdadero amor podrá salvar a quien ha caído.
Siendo también un gran pensador, Alfonso Reyes trata de descifrar en sus ensayos –sin lograrlo, según él mismo confiesa– al hombre multifacético que es Goethe. Lo que sí logra, sobradamente, es despertar el deseo de adentrarse en la obra del ilustre alemán, obra que forma parte ya de la Literatura Universal.
Lecturas
- Trayectoria de Goethe. Alfonso Reyes. 1954.
- Obras Completas, XXVI. Alfonso Reyes. 1993.
- Las Penas del Joven Werther. Wolfgang von Goethe. 1774.
- Fausto. Parte I. Wolfgang von Goethe. 1807.
- Fausto. Parte II. Wolfgang von Goethe. 1832.
lunes, 15 de agosto de 2011
Sueños Mecatrónicos
Recordando a Isaac Asimov (1920 - 1992)

National Geographic dedica su edición de agosto de 2011 a la robótica, haciendo recuento de este campo de la técnica, su desarrollo, l'état de l'art, y por supuesto, aventurando algunos avances que los investigadores ya persiguen afanosamente: humanoides capaces de aprender y tomar decisiones, programas que replican el pensamiento y las emociones humanos, robots niñera e incluso transferencia cognoscitiva del cerebro humano a uno robótico. A la luz de los logros alcanzados, algunas de las predicciones pueden parecernos razonables – aunque no por ello menos fantásticas – sin embargo, hace 60 años, cuando no se había extendido el uso de la TV a color, ni el celular, ni existían los satélites artificiales y las computadoras usaban tarjetas perforadas, hacer todos estos vaticinios sonaba simplemente descabellado y quedaban restringidos a la ciencia ficción, donde incluso para algunos, era exagerar.
Pues bien, es precisamente en revistas de corte fantástico donde Isaac Asimov – para muchos el máximo exponente de la ciencia ficción de todos los tiempos – entonces joven Doctor en Bioquímica y profesor de la Universidad de Boston, comienza a publicar sus relatos. Con su visión y su esperanza puestas en el futuro, narra sobre esas maravillosas máquinas que su mente ya intuye, acuña la palabra robótica (1941) y establece Las Tres Leyes de la Robótica (1942) que buscan evitar un futuro a la Terminator o a la Matrix:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
En sus relatos, Asimov deja ver robots complejos, alejados de las simples máquinas que realizan tareas sencillas u obedecen ciegamente a un ser humano, antes bien, los imagina dotados de vida, capaces de aprender, pensar, decidir, actuar – y por si fuera poco – soñar e imaginar, todo ello gracias a sus poderosos cerebros positrónicos, la mayor obra del genio humano.
Su éxito es tal, que pronto surgen compilaciones en forma de libro. La más emblemática es Yo, Robot (1950) – que sirve de ligera inspiración para la película protagonizada por Will Smith. En este volumen, ambientado en el lejano año 2000, se materializa el robot niñera Robbie. Los ‘pilotos de prueba’ Powell y Donovan, lidian con un robot Descartes, que descubre su existencia porque como él mismo dice: Pienso, luego, existo. La Doctora en Robot-Psicología, Susan Calvin, se enfrenta a robots que mienten, que sueñan, que leen el pensamiento. Estos humanoides son tan complejos, que no pueden sustraerse a la soberbia, la ira, la avaricia. Y en el máximo logro de la técnica, son capaces de recibir la personalidad de un ser humano, con sus recuerdos, pensamientos, sentimientos, creencias y demás, potenciados con las increíbles capacidades de análisis de un cerebro robótico y las fortalezas de un cuerpo inmortal y acotados por esas tres leyes que todo robot lleva impresas a fuego en su ser.
El día en que estos relatos de ciencia ficción se vuelvan realidad está cada vez más cerca. Ya se desarrollan competencias de fuerza, velocidad, futbol y más, en que los robots se miden con sus pares en un afán de poner en contacto a los desarrolladores de la cibernética (otra palabra retomada por la ciencia ficción) y agilizar la transmisión de conocimiento que al final nos ha de llevar a un mundo en que el hombre y la máquina convivirán de formas que ahora sólo podemos imaginar.
Referencias
- Yo, Robot. Isaac Asimov. 1950.
- Sueños de Robot. Isaac Asimov. 1986.
- National Geographic. Agosto, 2011.
sábado, 16 de julio de 2011
Mi identidad compartida: Pintura de los Reinos

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El montaje permite contemplar algunas de las obras de gran formato con una perspectiva amplia, para poder apreciar la originalidad y ambición de la pintura iberoamericana. |
I. La formación de un lenguaje visual común
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La Inmaculada Concepción, 1620, de Francisco Rizzi. Cádiz, España. |
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Inmaculada Concepción. 1590. Bernardo Bitti (Italia, 1548 - Perú, 1610). Cuzco, PErú. |
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Fomento Cultural Banamex. Exposición Pintura de los Reinos
viernes, 15 de julio de 2011
Los Diez Mil de Jenofonte

Lectura
miércoles, 15 de junio de 2011
Novela de la Revolución Mexicana (I) - La Generación Creadora
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Katharsis (1935) de José Clemente Orozco, Palacio de Bellas Artes |
Inclinado hacia la Revolución Mexicana —después de todo el coco wash de las fiestas centenarias— empecé a buscar algo sobre el tema. Intentando un mejor entendimiento, me enfoqué en la denominada 'Novela de la Revolución Mexicana', que a pesar del nombre no se restringe a este género, sino que en ella encontramos biografías, memorias, ensayos, cuentos, etc. Apoyándome en la clasificación de Seymour Menton [1], comencé la lectura de La Generación Creadora, compuesta por aquellos autores nacidos entre las décadas de los 70's y 90's del siglo XIX, que conocieron en su infancia la dictadura pacífica y próspera de Profirio Díaz, que como jóvenes se entusiasmaron con Francisco I. Madero y que aplaudieron la caída del dictador. Entre ellos destacan:
- 1. Los de Abajo (1916), de Mariano Azuela.
- 2. El Águila y la Serpiente (1928), de Martín Luis Guzmán.
- 3. La Sombra del Caudillo (1929), de Martín Luis Guzmán.
- 4. Mi caballo, mi perro y mi rifle (1936), de José Rubén Romero.
- 5. La vida inútil de Pito Pérez (1938), de José Rubén Romero.
- 6. Ulises Criollo (1935), de José Vasconcelos.
Los primeros 33 años de vida de El Maestro de la Juventud de América encuentran acomodo en este tomo inicial de sus memorias, mostrando - según Sergio Pitol - una luminosidad, una pasión y una inocencia que no volverán a aparecer en los siguientes volúmenes, aunque eso... eso aún no lo compruebo.
Referencias
- Menton, Seymour. La Estructura épica de "Los de Abajo" y un Prólogo Especulativo. Hispania, Vol. 50, No. 4, Fiftieth Anniversary Number (Dec., 1967), pp. 1001-1011.